Catherine Deshayes, «La Voisin»

Catherine Deshayes, conocida por el sobrenombre de «La Voisin» (la vecina), fue una figura clave en la corte del rey de Francia Luis XIV debido a su maña para los venenos y las pociones. La nobleza parisina y el ocultismo se unieron como nunca bajo la influencia de las dotes inusuales de esta extraordinaria mujer.

Juventud e inicios de Catherine Deshayes

Nacida en el París de 1640, los orígenes de Catherine son todo un misterio del que casi nada se sabe. Al parecer, pertenecía al seno de una familia desamparada en la que destaca su madre como posible bruja. Así pues, con apenas 9 años de edad, Deshayes se adentró en el mundo del ocultismo al iniciarse en prácticas como la astrología, la lectura de rostro o la quiromancia.

Con solo 20 años, contrae matrimonio con Antoine Monvoisin, joyero y mercader de seda. Con él tuvo al menos una hija, Marie-Marguerite Monvoisin. Fueron precisamente los problemas de dinero de su marido los que arrastraron a Catherine a dedicarse a sus artes de brujería para poder ocuparse de la economía familiar.

Sus excepcionales conocimientos en Medicina, hierbas y ungüentos le trajeron una fama desmedida entre la nobleza parisina de la época. Tanto hombres como mujeres acudían a ella para conseguir amuletos, pociones afrodisíacas y remedios de belleza milagrosos.

Sin embargo, muy pronto sus inofensivas prácticas como vidente, adivina y experta en pociones derivaron en algo más macabro y siniestro. Fue así como Catherine Deshayes se transformó en «La Voisin».

Bruja y asesina de la corte de Luis XIV

Deshayes poseía una cabaña a las afueras de la capital francesa donde se dedicaba a satisfacer los retorcidos deseos de su selecta clientela. Se preocupó, además, de crear una atmósfera mística en este misterioso lugar donde ejercía su profesión. Su propia imagen era otra parte importante del negocio e invertía mucho dinero en ella. Se sabe que llegó a gastar unas 1500 libras francesas en una túnica roja de terciopelo con bordados de águilas en hilo de oro.

Entre las demandas más habituales estaba, por supuesto, el conocido como «polvo de la herencia» o, lo que es lo mismo: veneno. Con sus fórmulas secretas conseguía que las personas desaparecieran en extrañas circunstancias para felicidad de sus fieles clientes. Entre los ingredientes más controvertidos para estos menesteres se encontraban sangre humana, excrementos e, incluso, grasa de hombres sentenciados a morir en la horca.

Asimismo, se encargaba de oficiar misas negras y rituales satánicos. Era frecuente que estas misas tuvieran a una mujer joven como «altar viviente» en el que rendir culto a los espíritus. También se supo que sacrificaba a bebés recién nacidos e incineraba sus restos en un horno.

Es así como su leyenda de bruja y envenenadora profesional nació, ganando gran popularidad en la mismísima corte del rey Sol, Luis XIV. Algunos de sus clientes más famosos fueron La Belle Hamilton, condesa de Gramont; las hermanas Marie Anne Mancini y Olympe Mancini, duquesa de Bouillon y condesa de Soissons respectivamente; François Henri de Montmorency-Bouteville, duque de Luxemburgo; y Françoise-Athénaďs de Rochechouart Montespan, marquesa de Montespan y conocida amante del rey.

Su inteligencia y habilidad retórica fueron sus grandes aliadas para salir airosa de muchas de las críticas y acusaciones que le afectaban. Sin embargo, no pudo escapar al mayor escándalo de la Francia del siglo XVII.

El asunto de los venenos

El destino de La Voisin se torció cuando entró en negocios con Madame de Montespan, la cual estaba desesperada por encontrar algo que sellara su amor con el rey. Pero no solo hizo uso de pociones afrodisíacas. Los celos y el despecho provocaron que quisiera buscar venganza contra el monarca y su nueva amante: Angelique de Fontanges. Y qué mejor manera de hacerlo que con los venenos de Catherine.

Por supuesto, las cosas no salieron como esperaba y fue la duquesa de Orleans, cuñada del rey, la que pereció en su lugar. Esto, unido con la proliferación de los casos de envenenamiento e intoxicación que se sucedieron en la época entre la nobleza, llamó la atención de Luis XIV.

Para 1679, el monarca creó una corte especial, la Chambre Ardente, con el teniente Nicolas de La Reyne al frente para resolver estos inusuales crímenes. Es lo que se conoce como el «Asunto de los venenos» (affaire des poisons).

Aunque Marie-Marguerite Monvoisin, la hija de La Voisin, demostró ante el rey que Montespan era clienta de su madre y su conexión con las muertes, este no le creyó. De hecho, Luis XIV intentó ocultar todas las pruebas que había en contra de su favorita. Madame de Montespan murió mucho después sin haber sido acusada nunca del crimen que intentó cometer con la ayuda de la bruja.

La investigación se cerró en 1680 con la ejecución de 36 personas, incluida Catherine Deshayes, así como 23 exiliados y otras 5 personas condenadas a galeras.

Juicio y ejecución

La Voisin fue detenida justo a la salida de la misa del domingo y terminó en prisión. Aunque al principio negó las acusaciones que se le hacían, todo cambió tras un despiadado interrogatorio donde fue torturada durante 24 horas. Tras este periodo de tiempo hizo confesiones sobre sus prácticas.

Así pues, reconoció ser la responsable de cientos de asesinatos involucrados con el uso de venenos, haber hecho abortos, matar a recién nacidos, practicar magia negra y realizar misas sacrílegas y ritos satánicos. En total, se estima que el número de víctimas de La Voisin se encuentra entre las 1000 y las 2500 personas.

Como no podía ser de otro modo, Catherine fue condenada a ser quemada viva en la hoguera. Dicha sentencia se cumplió el 22 de febrero de 1680 en la place de Grève, una céntrica plaza pública parisina. Algunos relatos cuentan que mientras se estaba quemando gritaba y cantaba obscenidades. Asimismo, algunos testigos afirmaron que el verdugo que ejecutó su sentencia había sido su propio amante.

Más allá de su faceta como asesina en serie y bruja, su ingenio y sabiduría hacen de Catherine Deshayes una de las mujeres más fascinantes de la historia.