Donald “Pee Wee” Gaskins

El 13 de marzo de 1933 nació en Carolina del Sur (Estados Unidos) Donald Henry Gaskins, asesino en serie que confesó matar a más de cien personas por ”puro placer”, aunque la cifra exacta no ha sido corroborada. Solía recoger a mujeres que hacían autostop en la carretera para violarlas y matarlas. También asesinó a gente por encargo o por lo que él llamaba “motivos serios”, como cuestiones económicas.

Infancia entre sexo y palizas

Gaskins fue el hijo ilegítimo de una trabajadora del campo, Eulea “Molly” Parrot y Donald Henry Sr. un adinerado propietario quien pagaba a Molly por sexo de forma habitual, como otros hombres.
Donald “Pee Wee” Gaskins no solo nunca recibió educación, sino que su madre solía tener sexo con clientes delante suyo. Clientes que, además, propinaban constantes palizas al infante. Con el tiempo, su madre terminó casándose y teniendo otros 4 hijos (2 chicos y 2 chicas), hermanastros de Donald “Pee Wee” Gaskins.

Debido a su corta estatura, enseguida recibió el apodo “Pee Wee”, que le acompañaría hasta el punto de hacer que Gaskins pensara durante años que ese era su nombre real. También hay reportes de que, cuando tan solo tenía un año, se bebió una botella de queroseno por lo que sufrió daño cerebral y convulsiones que le duraron hasta los tres años. 

No es de extrañar que, con esta infancia, creciera acomplejado, salvaje y con una fuerte obsesión por el sexo. Tras una juventud de pequeños robos y visitas a prostíbulos, terminó violando junto a unos amigos a una de sus hermanastras.

No fue hasta los 15 años cuando pisó por primera vez el reformatorio por allanamiento asalto a mano armada. Durante los próximos 3 años, Donald Gaskins fue violado, ridiculizado y apalizado todos los días por el mismo grupo de jóvenes reclusos y los guardias del reformatorio. 3 años en los que se alternaron 3 huídas con sus consiguientes recapturas, trabajos forzados y latigazos. Un infierno en vida que, con toda seguridad terminó de desequilibrar a “Pee Wee” Gaskins.

Miedo en la carretera

Los crímenes de Gaskins, su historia y sus explicaciones posteriores dan a entender que el criminal tenía un desorden de la personalidad grave y una paranoia límite. Donald era probablemente un psicópata secundario: angustiado, violento y totalmente descontrolado. Los primeros indicios de esta psicopatía los vemos en sus primeros crímenes como adulto.

En 1952, casado y como trabajador de una granja de tabaco, atacó a la hija del gerente, quien aparentemente lo amenazó con denunciar la responsabilidad de Donald “Pee Wee” Gaskins en los incendios que habían sufrido plantaciones cercanas. Fue condenado a seis años de cárcel por este delito. Desde entonces, su vida fue una constante de ingresos en prisión y fugas hasta 1968. Una constante que incluyó su primer asesinato, en prisión, para hacerse un nombre y protegerse frente a abusos de otros presos.

Fue entonces, fuera de prisión y reunido con su familia, cuando despertó en Donald “Pee Wee” Gaskins un supuesto malestar físico que calmaría con un frenesí de asesinatos.

El primero fue el de una mujer que hacía autostop en la carretera costera de la Autopista Sudamericana. La recogió, torturó, mutiló y mató para después hundir su cuerpo en un pantano. Sería la primera de muchas. Apenas pasaban unas 6 semanas entre cada crimen, motivado por sus “recaídas” en su estado de malestar.

Curiosamente, a lo largo de sus decenas de asesinatos, el modus operandi de Gaskins no parecía incluir un perfil claro de víctima, y sus víctimas eran hombres y mujeres de diversas edades; tanto desconocidos y personas cercanas; amistades, parientes… Tampoco incluía una misma forma de matar: a veces estrangulaba, otras apuñalaba, otras mutilaba o utilizaba armas de fuego… Las constantes solían ser:

– El malestar que desencadenaba su necesidad de matar
– El lugar de los hechos: la carretera
– El perfil autoestopista de algunas víctimas
– Las violaciones y torturas (con canibalismo esporádico)
– La aparente necesidad de dominación absoluta de sus víctimas, especialmente cuando lo rechazaban.

Tampoco asesinaba por un motivo específico. Según su propia declaración, algunas veces había quien se había burlado de él o quien le debía dinero. Otras veces eran, simplemente, “asesinatos por diversión”, o por “puro placer”.

Uno de sus crímenes más terribles se produjo en 1973, cuando violó y asesinó a sus dos vecinas: Doreen Dempsey, de 23 años y embarazada, y su hija de dos años.

Asesinato en el corredor de la muerte

El asesino de autoestopistas fue detenido por enésima vez el 14 de noviembre de 1975, cuando otro criminal, Walter Neeley, confesó a la policía que había sido testigo de dos asesinatos cometidos por Gaskins. El testigo facilitó a los agentes los lugares donde varias víctimas permanecían enterradas.

El 24 de mayo de 1976 Donald “Pee Wee” Gaskins fue condenado a pena de muerte por un total de ocho muertes, pena que finalmente se conmutó a cadena perpetua. Sin embargo, estando encarcelado en el bloque de alta seguridad de la correccional de Carolina del Sur, asesinó a otro recluso por encargo.

Después de esto, fue condenado a muerte y finalmente ejecutado en la silla eléctrica el 6 de septiembre de 1991, a los 58 años. En sus últimos días, Gaskins le contó la historia de su vida al periodista Wilton Earle, a quien confesó haber cometido entre cien y ciento diez asesinatos, cifra que nunca ha podido ser corroborada.

Trató de suicidarse sin éxito unas horas antes de la ejecución cortándose las venas con una cuchilla de afeitar. Se dice que sus últimas palabras fueron: “Voy a dejar que mis abogados hablen por mí. Estoy listo para irme”.