Gary Heidnik

Gary Heidnik es uno de los nombres más siniestros de la historia universal del crimen. Este individuo fue mucho más que un asesino en serie. Secuestró, torturó y mató a mujeres con la intención de convertirse en un sembrador de bebés. Consideraba que sus genes producirían una raza superior de seres humanos.

Su aterradora existencia inspiró uno de los personajes cinematográficos más impactantes del cine policíaco. ¿Descubrimos su vida?

Primeros años

Gary Michael Heidnik nació en Ohio en 1943 y murió en Pennsylvania, ejecutado mediante inyección letal, en 1999. Fue condenado por dos cargos de asesinato en primer grado, seis de secuestro, tortura y violación conyugal. Pero ¿cómo fueron sus inicios?

Tuvo una infancia difícil. Sus padres —Ellen y Michael— se divorciaron cuando tenía tres años. Tras pasar cuatro con su madre, su hermano y él fueron acogidos por su padre y su nueva esposa. Los traumas infantiles se multiplicaron en este nuevo destino, pues su progenitor era violento y no dudaba en humillarlo. Como mojaba la cama con frecuencia, le obligaba a colgar las sábanas en las ventanas de su cuarto.

En la escuela fue objeto de bullying: ni siquiera se atrevía a mantener el contacto visual con sus compañeros. El motivo era una deformación de su cabeza fruto de un accidente. Tampoco ayudaron su extremada timidez ni su vestuario extraño, de estilo militar.

Aunque era superdotado —su cociente intelectual era 148— y sacaba buenas notas, esta etapa fue un infierno. Para terminar con ella, su padre lo envió a una Academia Militar. Fue con 17 años, tras un breve regreso a la educación pública, cuando ingresó definitivamente en el Ejército, donde se especializó en medicina militar.

A los 19 años tuvo problemas físicos y fue diagnosticado con trastorno esquizoide de la personalidad. Se retiró del ejército con honores y recibió una paga desde entonces.

De predicador a asesino en serie

Tras conocer su enfermedad mental, el exmilitar Heidnik inició una etapa errática en busca de su sitio. ¿Qué pasos dio entonces quien llegaría a inspirar al Buffalo Bill de la película El silencio de los corderos?

Antes de predicar

Tras un breve paso por la universidad de medio año, trabajó como enfermero psiquiátrico. Sin embargo, fue despedido por maltratar a los pacientes. Pasó por múltiples instituciones y protagonizó hasta trece intentos fallidos de suicidio.

Un predicador psicopático

Tras cuatro años de pertenencia a la Iglesia Unida de los Ministros de Dios, su narcisismo y ambición le animaron a liderarla. ¡Incluso reunió medio millón de dólares para esta comunidad! Se le conocía como el obispo de las hamburguesas, porque las repartía a menudo en sus sermones.

Era un tipo carismático, convincente, apuesto y simpático. Triunfaba entre el público femenino y tendía a reclutar a sus fieles entre los discapacitados mentales. En esta época, tras una relación con Anjeanette Davidson, nació su primogénito.

Primeros crímenes violentos

Gary secuestró, torturó, violó y sodomizó a la hermana de su pareja en 1978. Era menor y, tras sacarla del instituto, la mantuvo encerrada en su sótano durante semana y media. Allí la encontró la policía, aterrada y ensangrentada. ¿Las consecuencias para el monstruo? Reclusión en una institución mental.

Ahora bien, estamos hablando de un psicópata de manual. Así que supo amoldarse a la situación y mostrar su mejor versión para salir en libertad en 1983.

Nueva vida en pareja

Tras comprarse una vivienda y dos coches vistosos, se apuntó a una agencia matrimonial y consiguió una esposa. Era una inmigrante filipina que acababa de llegar a Estados Unidos.

Las cifras de esta relación son absolutamente exprés. Se casaron treinta días después de conocerse. Ella huyó de él cinco meses después de la boda. Con todo, sufrió abusos, maltrato, humillaciones y fue forzada a verlo mantener relaciones sexuales con otras mujeres.

Su mujer se marchó embarazada; él no lo supo hasta que comenzaron los trámites del divorcio. Todavía tuvo un tercer hijo, tras abusar de una de sus feligresas, pero tampoco permaneció a su lado.

La granja de los bebés

Heidnik decidió entonces crear una granja de bebés. Su propósito era embarazar a diez mujeres para formar su propia estirpe. Estaba convencido de que crearía una raza perfecta.

Acondicionó su sótano, el cual convirtió en una mazmorra de los horrores, y salió sucesivamente de caza. ¿Su objetivo? Las prostitutas afroamericanas (no está claro si por ser las víctimas más fáciles o por algún tipo de filia). Llegó a raptar a media docena, a las que sometió a condiciones de vida infrahumanas. Dos de ellas murieron durante el cautiverio.

Las violaba, las torturaba, las vejaba, las trataba como a animales, las obligaba a ayunar y las castigaba con acciones inverosímiles. Por ejemplo, colgarlas desnudas desde el techo o aplicarles descargas eléctricas. Llegó incluso a cocinar con patatas la cabeza de una de las fallecidas. Se piensa que llegó a mezclar comida de perro y carne humana como alimento para sus cautivas.

Arresto y ejecución

Una de sus víctimas, Josefina Rivera, se convirtió en la heroína principal de esta historia. Pese a la ultrajante situación que vivió junto a sus compañeras de cautiverio, consiguió ganarse la confianza del criminal. No sin sufrimiento ni escarnios, le convenció de su fidelidad.

El 24 de marzo de 1987 le permitió ir a ver a sus hijos, ya que ella le había «ayudado» a conseguir una nueva mujer para su horripilante harén. La dejó donde ella le pidió —en casa de su ex— y acordaron volver a reunirse en unas horas. La pobre Josefina no creyó su suerte hasta que la policía, tras recibir su aviso, detuvo a Heidnik en su coche. Aguardaba, confiado, el regreso de Josefina.

Durante el arresto no opuso resistencia. En la casa del sembrador de bebés se encontraron a tres mujeres en un pésimo estado. Y también dos cadáveres: uno en la nevera y otro bajo tierra.

En el juicio alegó que esas mujeres ya estaban en la casa cuando él llegó. Su abogado apostó, sin éxito, por la eximente mental. Fue condenado a muerte y ejecutado en julio de 1999.

La conclusión es clara: el mal convive con nosotros. El asesino Buffalo Bill, perseguido por Clarice en la película El silencio de los corderos, se inspiró en Gary Heidnik. Su perfil era terrible, pero el referente real fue muchísimo peor.