Pedro Rodrigues Filho

La última mitad del siglo pasado supuso para Brasil un final de milenio sangriento. Más de 70 personas con antecedentes delictivos fueron asesinadas por uno de los asesinos más temidos y violentos de la historia criminal del país.

Delincuente en potencia antes de nacer

Pedro Rodrigues nació en 1954, en Santa Rita de Sapucai (Brasil) con un destino ya marcado antes de nacer. Una patada en el vientre gestante de su madre le ocasionó grandes daños cerebrales, agresión que le supondría al feto un factor importante en su enfermedad mental. El artífice fue su padre, el ambiente social conflictivo le aguardaba.

Su infancia estuvo marcada por la violencia de su entorno familiar y social. Trabajaba en un matadero de aves, en contacto directo con la muerte y el maltrato animal. Genéticamente predispuesto a las reacciones agresivas, resolvía los conflictos a golpes y con intención de acabar con la vida de su rival. No se quedaba en el camino de las peleas.

El primer brote de su instinto asesino

Su primera tentativa, sin éxito, de asesinato fue contra su primo, ambos menores de edad. Posteriormente decidió asesinar al jefe de su padre, que amenazaba con despedir al cabeza y sustento familiar. Fue el principio de un maratón imparable de asesinatos.

El narcotráfico le sirvió de refugio y cantera criminal. A partir de entonces se fueron sucediendo una serie de crímenes imparables. Su pulsión asesina tenía un motivo basado en el complejo de Dios justiciero que eliminaba del mapa a hombres del mal. Sus víctimas eran delincuentes, asesinos y capos del narcotráfico.

Poco a poco su poder dentro de la mafia criminal fue ascendiendo en el escalafón. Eliminaba a su competencia, al puro estilo de El Padrino, su entorno estaba marcado por la supervivencia y la supremacía. Era él contra un mundo que lo amenazaba.

La venganza contra los individuos que causaban el mal llegó hasta su propia familia. El odio a su padre se incrementó tras descubrir que había sido el responsable de la muerte de su madre. Lo asesinó, le arrancó el corazón y lo mordió en un acto de canibalismo vengativo. La soledad parecía ser su destino. Su hermana y su pareja sentimental también habían sido asesinadas, nunca tuvo descendencia. Estaba solo y con un deseo irrefrenable de matar.

Cambio de escenario del crimen

El 24 de mayo de 1973 fue detenido y condenado a 129 años de cárcel. Su nueva vida en prisión fue aún más productiva, sumó 47 asesinatos a su elenco y una condena de 400 años. Era un recluso temible que asesinaba por capricho, justificando que solo mataba a criminales. Entre sus víctimas se encuentra también el asesino de su única hermana. Actualmente sigue cumpliendo condena en prisión.

Un perfil criminal hecho a conciencia

El maniaco brasileño es una máquina de matar imparable. De hecho ni siquiera lo esconde, lo lleva tatuado en su brazo ¨Mato por placer¨. Su perfil psicológico engloba todos los rasgos de la personalidad de un perfecto psicópata asesino en serie:

– Infancia traumática: rodeado de violencia y malos tratos.
– Daño cerebral: provocado por una patada de su padre al vientre materno. La zona afectada está relacionada con la empatía.
– Maltrato animal: trabajaba en un matadero de aves, en contacto directo con la muerte.
– Egocéntrico: todo gira en torno a él y su voluntad. Lo que le estorba, lo elimina.
– Antisocial: desprecio evidente por el ser humano y violación de las normas sociales.
– Impulsivo e irresponsable: falta de perspectiva futura sobre las consecuencias de sus actos.
– Paranoico: el mundo era una amenaza, la única forma de estar a salvo era el asesinato.
– Complejo de Dios: se sentía con el poder divino de la justicia sobre los hombres. Matar a criminales le eximía de culpa.
– Falto de empatía y remordimiento: a parte de las causas biológicas, no sentía el mínimo arrepentimiento por sus actos, la víctima lo merecía.
– Placer de matar: lema tatuado en su brazo.
– Asesino compulsivo: la suma de víctimas denota su incapacidad de parar de matar.
– Narcisista: su afán de popularidad le lleva a conceder entrevistas donde se vanagloria de los crímenes cometidos.