Romasanta

Manuel Blanco Romasanta fue un asesino en serie español que mató a un mínimo de 9 personas en Galicia entre 1846 y 1851. Se le conoce como “el hombre lobo de Allariz” porque afirmó que, habiendo sido víctima de la maldición de una bruja, se convertía en lobo y asesinaba sin tener intención ni conciencia de ello.

Su leyenda inspiró las historias del “sacamantecas” y del “hombre del saco”. Sus víctimas eran, sobre todo, mujeres y niños a los que se llevaba al monte para matarlos. Según se cuenta, les extirpaba la grasa del cuerpo y la vendía en Portugal para hacer ungüentos.

Trastorno de intersexualidad

Romasanta nació en una aldea de Orense el 18 de noviembre de 1809. En su partida de nacimiento fue registrado como “Manuela”, pero 8 años después, apareció como “Manuel” en un archivo parroquial. Algunos expertos opinan que esto se debe a que el asesino era en realidad una mujer, pero sufría una rara enfermedad llamada pseudohermafroditismo femenino.

Las personas afectadas por esta anomalía genética tienen órganos sexuales femeninos, pero su cuerpo segrega una cantidad demasiado alta de testosterona, que les hace parecer y sentirse varones. Así se explica que Romasanta no tuviera hijos y la crueldad con que cometía sus crímenes. Esa generación excesiva de andrógenos le volvía especialmente agresivo y violento.

Su familia era humilde, pero el niño era bastante culto para la época y aprendió a leer y escribir. Comenzó a trabajar como sastre y, en 1831, se casó con una joven vecina suya pero enviudó solo tres años después.

A partir de entonces, dejó su profesión y decidió ganarse la vida como vendedor ambulante de quincalla. Unos años después empezó a sospecharse que podía haber matado a tres personas en Ponferrada por distintos motivos y, a pesar de que no había pruebas, en 1944 fue condenado a 10 años de cárcel.

Romasanta no compareció en el proceso y escapó a Galicia, donde se ocultó trabajando como jornalero en una pequeña población de Orense. Allí, dos años después, cometió su primer crimen reconocido: el asesinato de Manuela García Blanco y su hija Petra, de 13 años.

Modus operandi

De escasa estatura (solo 1,37 metros) y facciones dulces, el asesino seducía a sus víctimas con su encanto e inteligencia y les hacía creer que les conseguiría trabajo como criadas en casas acomodadas de Santander o León.

Las mujeres vendían sus pertenencias para emprender el viaje y, junto con sus hijos, acompañaban a Manuel por el monte. Allí los mataba y descuartizaba, dejando los despojos a merced de los lobos. Vendía las ropas y pertenencias de los cadáveres por las ferias y se quedaba con su dinero. Al regresar, decía a los familiares que las mujeres estaban felizmente colocadas en esos empleos e, incluso, les mostraba cartas falsas que corroboraban su versión.

En ese sentido, Romasanta se ajusta perfectamente a lo que Robert Hare llama psicópata primario .

¿Enfermo mental o psicópata?

Ante la falta de noticias de aquellas personas a las que, en teoría, había ayudado Manuel, en la comarca se empezó a pensar que tal vez fuera el temido “sacamantecas” del que tantos hablaban. Por eso, el psicópata escapó con una identidad falsa y llegó hasta Toledo, donde fue arrestado en julio de 1852.

En el juzgado de Allariz (Orense) confesó sus crímenes y relató la historia de su supuesta licantropía, al parecer, para ser considerado un enfermo mental y evitar la condena. Sin embargo, las autoridades consideraron que el detenido planeaba y ejecutaba sus asesinatos de forma meticulosa y cuidada, por lo que no creyeron en su locura.

Algunos expertos modernos han señalado que Romasanta efectivamente no sufría ninguna enfermedad mental dada su capacidad de planificar a tal punto cada asesinato. Por esa meticulosidad, falta de empatía por las víctimas y capacidad de engaño entre otros aspectos se considera que Manuel Blanco Romasanta cumplía perfectamente con el perfil psicopático antes mencionado.

El 6 de abril de 1853 fue condenado a muerte por garrote vil, pero la reina Isabel II conmutó su pena por cadena perpetua en 1854. Romasanta falleció en prisión el 14 de diciembre de 1863 debido a un cáncer de estómago.