Steve Wright

Steve Wright, el estrangulador de Suffolk, es un asesino en serie que utilizaba la asfixia o la estrangulación para acabar con sus víctimas. Actuó en la región de Ipswich, Inglaterra, entre octubre y diciembre de 2006. En ese corto periodo de tiempo mató a cinco mujeres de entre 19 y 29 años.

Mientras su pareja, Pamela Goodman, trabajaba en turnos de noche, salía a cazar prostitutas para aplacar su sed de muerte. Fue condenado a cada perpetua el 22 de febrero de 2008, tras una investigación criminal con la participación de más de 600 agentes de la policía británica. ¿Nos adentramos en su historia?

Primeros años del Estrangulador de Suffolk

Steven Gerald James Wright nació el 24 de abril de 1958 en Erpingham, Norfolk. Este inglés, conocido también como el Estrangulador de Suffolk o el Destripador de Ipswich, fue el segundo hijo de cuatro hermanos. Su madre trabajaba como enfermera veterinaria y su padre era policía militar.

Ambos se divorciaron cuando Wright tenía 6 años y rehicieron sus vidas con nuevas parejas. Fue su padre quien acogió a Steve y a sus hermanos, formando una familia numerosa a la que se unieron dos nuevos hijos con su nueva esposa.

Nunca consiguió una estabilidad laboral continuada. Desde que abandonó la escuela a los 16 años, fue dando tumbos de un empleo a otro. Así, fue chef de la marina mercante, administrador del Queen Elizabeth 2, camionero, camarero y conductor de carretilla elevadora. Era precisamente este trabajo el que desempeñaba cuando fue detenido.

Igual que su padre, se casó dos veces. Con 20 años, contrajo matrimonio con Angela O’Donovan y tuvieron un hijo antes de divorciarse. Después, se casó y se separó de Diane Cassell.

Crímenes y víctimas

Seguimos conociendo a este asesino en serie, cuyo modus operandi conmocionó a la sociedad británica. Estrangulaba o asfixiaba a sus víctimas antes de desnudarlas, mutilarlas y arrojar sus cadáveres en el entorno de Ipswich. Las cinco fueron encontradas en un intervalo de diez días, a principios de diciembre de 2006. Dos de ellas aparecieron con sus cuerpos formando una cruz.

Tras una investigación no exenta de medios humanos, el perfil genético fue determinante para encausarlo y condenarlo. Una condena anterior por robo permitió disponer de su ADN en la base de datos, lo que propició a la postre su detención.

Todas las mujeres asesinadas compartían idéntico perfil. Eran trabajadoras sexuales y, por ello, vulnerables y «fáciles» de asesinar. También sabemos que eran adictas a la heroína o a la cocaína, esbeltas y jóvenes. Fueron, en concreto:

  • Tania Nicol. La primera víctima de este psychokiller​ tenía 19 años. Desapareció el 30 de octubre y fue encontrada en un arroyo, muerta, el 8 de diciembre de 2006.
  • Gemma Adams. Murió a los 25 años y su cadáver se localizó en el mismo arroyo, unos kilómetros más arriba.
  • Paula Clennell. Esta mujer de 24 años desapareció el 9 de diciembre y su cuerpo fue hallado el mismo día que el de Nicol.
  • Anneli Alderton. También fue atacada a los 24 años, el 3 de diciembre; en esta ocasión, su cadáver estaba en un bosque cercano a Ipswich.
  • Annette Nichols. Era la mayor: 29 años. Su desaparición se produjo el 4 de diciembre y su cuerpo se localizó en Levington, una localidad cercana.

Por lo que conocemos del autor, tenía problemas de adicción al alcohol y al juego. A causa de esta última, robó 80 libras para saldar algunas deudas. Fue detenido y condenado; gracias a ello, ya lo hemos mencionado, la policía británica contaba con su perfil genético en su base de datos.

Un cliente habitual de servicios sexuales

Desde que comenzó a trabajar en la marina mercante, Steve Wright frecuentó burdeles, salas de masajes y prostitutas. No negó haber estado con las cinco asesinadas, aunque sí haberlas matado. Se justificó diciendo que Pamela, su pareja, trabajaba en turnos de noche y, en consecuencia, su vida sexual se había convertido en casi inexistente.

Tan conocido era entre las meretrices de la zona que le habían puesto un par de apodos. En concreto, Gorila de espalda plateada y Mondeo man. En general, lo recordaban como un hombre de complexión robusta y pelo con un color peculiar.

La cronología de sus crímenes comenzó con dos consecutivos. Después, realizó un parón de quince días antes de continuar. No fue una casualidad. Una enfermedad dejó en casa a su pareja, sin poder ir a trabajar por las noches. Mientras ella estuvo de baja, el Destripador de Ipswich se vio obligado a resistir su hambre de matar.

Investigación, detención y condena del asesino en serie

La conmoción y el estado de alerta en Suffolk se contagiaron como al ver una película de Alfred Hitchcock. La opinión pública permanecía ávida de noticias y se dedicaron innumerables recursos policiales a la investigación. Se diseñó una estrategia de investigación de la que el mismísimo Winston Churchill se habría sentido orgulloso.

Así, se detuvo inicialmente a Tom Stephens, un solitario trabajador de supermercado, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo. Sin embargo, fue Wright el asesino, por lo que el sospechoso inicial, de 37 años, terminó siendo puesto en libertad. El auténtico estrangulador fue detenido mientras conducía despacio con su coche. Aunque aseguró tener insomnio, podría estar pergeñando otro asesinato.

Algunas manchas de sangre halladas en el coche de Steve Wright, pertenecientes a una de las asesinadas, posibilitaron su condena.

Un juicio condenatorio y la máxima pena

Steven Gerald James Wright fue juzgado en la Corte de la región de Ipswich. Se le consideró culpable de la muerte de las cinco mujeres. La condena fue la máxima aplicable en el país: cadena perpetua.

Dado que no es habitual que un asesino en serie comience a matar después de los treinta años, se sospecha que pudo haber cometido otros crímenes anteriores. También respalda esta tesis la precisión y eficacia de sus asesinatos, algo difícil de conseguir si es la primera vez.

Para muchos, la historia de Steve Wright es la de la maldad personificada. La de un psicópata que se rige por sus ansias de matar, sus pulsiones y sus anhelos egoístas. El Destripador de Ipswich era calculador, metódico e inmisericorde. Un asesino de película… en la vida real inglesa.