Tommy Lynn Sells

La década de los 80 estuvo marcada por el terror en los diferentes estados que unían ambas costas de EEUU. Tommy Lynn Sells, un asesino en serie, fue sembrando las carreteras con más de 70 víctimas mortales durante 20 años.

Infancia, el semillero de un psicópata

Tommy Lynn Sells nació el 28 de junio en California. Desde muy pequeño se tuvo que enfrentar a la tragedia y a la soledad. Su hermana falleció de meningitis y, al poco tiempo, fue abandonado por su madre en manos extrañas. Durante años sufrió abusos sexuales de un vecino pederasta, trauma que arrastraría el resto de su vida. Su única salvación era buscar su propio destino.

La carretera se convirtió en su morada. Sin oficio determinado, sin hogar, se buscaba la vida como podía, realizando trabajos ocasionales y haciendo autoestop para ir de un lugar a otro. Se había convertido en un vagabundo por decisión propia y un asesino por casualidad.

El punto de partida del asesino interestatal

Su primer crimen lo cometió al intentar entrar en una casa y descubrir a un pederasta sodomizando a un niño. Le vinieron a la cabeza de golpe todos los abusos sufridos en su infancia y decidió asesinarlo. A simple vista podría considerarse sed de justicia pero se convirtió en una adicción. La sensación tan placentera que le produjo ver morir al pederasta le activó un instinto sanguíneo imparable.

Modus operandi

Durante dos décadas fue saciando su necesidad de placer dejando numerosas víctimas entre las carreteras de más de 10 estados elegidas aleatoriamente. La forma de proceder era siempre la misma. Utilizaba un cuchillo porque le permitía recrearse más en el sufrimiento, le mostraba la trayectoria de la herida y la forma de brotar la sangre. Solía degollar para ver morir lentamente.

No seguía un patrón determinado al elegir sus objetivos, las personas no eran lo importante, sino el crimen. Mujeres, hombres, niños, gestantes eran asesinados para conseguir el ¨subidón¨ de adrenalina que precisaba.

El top de los perfiles psicopáticos

Tommy Lynn Sells ha conseguido alcanzar la cima en las escalas de valoración de los perfiles de psicópatas. La razón fundamental se encuentra en el móvil de sus asesinatos: la tortura.

El Dr Michael Stone, psiquiatra forense de la Universidad de Columbia, le otorga el máximo nivel; el 22, y lo considera uno de los asesinos más peligrosos y sanguinarios de la historia.

Algunas de los rasgos psicopáticos más relevantes que lo definen:

– Trauma infantil por abusos sexuales.
– Conducta antisocial, no creía formar parte de la sociedad ni de sus reglas.
– Sin respuesta emocional frente a sus crímenes.
– Sin remordimientos ni arrepentimiento, pese a ser consciente de la gravedad de sus actos.
– Sin empatía por las víctimas a las que veía como meros objetos de placer.
– Placer frente al dolor: es el rasgo más destacable, el móvil de sus asesinatos.
– Compulsión asesina: necesitaba buscar estímulos constantemente, y los encontraba asesinando.
– No experimentaba miedo ni ansiedad. Manipular y mentir le resultaba muy sencillo.
– Complejo de Dios: la vida de los otros estaba en sus manos, incluso llegó a declarar que asesinaba a los niños cuando eran testigos del asesinato de sus padres, así les evitaba un trauma posterior.

Destino final

Su forma de proceder era tan caótica y desordenada, que atraparle resultaba una tarea difícil, hasta que en 1999 irrumpió en una caravana donde dormían dos niñas. Lynn Sells consiguió asesinar a una de ellas, pero la otra pudo escapar y dar el perfil correcto a la policía, que le detuvo a las pocas horas.

El asesino interestatal fue encarcelado en Texas y condenado a pena de muerte. La ejecución se produjo el 3 de abril de 2014.