Lo que ‘Mad Men’ ha dejado diez años después

Las series de televisión ya no volvieron a ser iguales el 19 de julio de 2007. Esa noche, la cadena AMC estrenaba ‘Mad Men’, una serie sobre publicistas en el Nueva York de finales de los 50 que ninguna otra cadena había querido, y que estaba creada por un antiguo guionista de ‘Los Soprano’, Matthew Weiner. De hecho, su criatura acabaría sucediendo a esa serie en el trono de la ficción más prestigiosa, elogiada y comentada, y representaría un nuevo paso adelante en la evolución de la series.

La presentación de Don Draper en aquel primer capítulo, en el que seguimos un día de trabajo suyo en Manhattan, que termina en el bar y en casa de su novia, una joven de estética beatnik, sólo para que lo veamos tomar el tren a Nueva Jersey y descubrir que está casado y tiene dos hijos, era modélica de cómo iba a ser la serie después; una serie en la que eran muy importantes los momentos en los que los personajes estaban callados, mirando a través de una ventana y pensando, y en la que cabían desde el drama casi telenovelero (como la doble vida de Don) a la comedia más alocada e inesperada (¿cómo olvidar el incidente de la segadora en la oficina?)

Para celebrar el legado de la serie, hemos pedido a algunos expertos que nos cuenten por qué les gusta ‘Mad Men’ y cuál creen que ha sido su influencia en la ficción posterior.

Isabel Vázquez, autora de ‘Me llamo Peggy Olson’

La sofisticación y el impacto de ‘Mad Men’ no se mide por el largo de las faldas o las costuras de las chaquetas, sino por su apuesta narrativa, por su composición de personajes y por los brillos de sus diálogos, cargados de dobles sentidos, referencias culturetas y grandes dosis de socarronería. Creo que su legado hay que identificarlo en pequeños detalles diseminados en las series siguientes y que están por venir. Algo inmediato y muy evidente, por ejemplo, es la elegancia con la que integraban eventos de la época para crear argumentos alrededor o usarlos como anécdota.

De la serie me gusta todo. El humor me chifla. Es una serie graciosísima. Peggy, por supuesto, su viaje alucinante. Don Draper como icono de la frontera con la posmodernidad. La libertad argumental y ese punto delicioso que le permitía hablar de grandes barbaridades sin perder la compostura.

Alberto Rey, El Mundo

Don Draper comparte una cosa con Walter White; tanto el protagonista de ‘Mad Men’ como el de ‘Breaking Bad’ son personajes tremendamente carismáticos. Pero los guionistas del primero supieron convertirle a la vez en estrella y accesorio. La auténtica grandeza de ‘Mad Men’ no está en Draper, sino en todos los demás. Fundamentalmente, en todas las demás. ‘Mad Men’ adquirió auténtica grandeza cuando se reveló como uno de los retratos femeninos corales más sutiles, certeros y perfectos de la historia de la televisión”.

Pere Solà i Gimferrer, La Vanguardia

Las series aprendieron con ‘Mad Men’ que tener visibilidad puede ser tan importante como encontrar un público. La pasión que generaba entre críticos y seriéfilos, y las portadas que acaparaba, permitieron que AMC se reinventase como marca global. Ahora, todas las series quieren tener ese Tony Soprano o ese Don Draper que marque un antes y un después.

María José Arias, Público

Sería injusto decir que el reparto de ‘Mad Men’ estaba compuesto de simples rostros conocidos en sus inicios, pero hay que reconocer que la serie creada por Matthew Weiner sirvió de catapulta para muchos de ellos. Jon Hamm, Elizabeth Moss y Christina Hendricks nunca antes habían escuchado sus nombres entre los nominados a unos premios como los Emmy. Solo él consiguió llevarse alguna estatuilla, pero haber tenido la oportunidad de crecer interpretativamente hablando de la mano de unos personajes como Don Draper, Peggy Olson y Joan Harris les sirvió como escaparate para elevarse como actores y entrar en el punto de mira de directores de prestigio y proyectos de gran envergadura.

A Hamm le quieren en todas las series, ya sea como recurrente o episódico. Moss ha sido la protagonista absoluta de la serie del año; mientras que Hendricks se ha convertido en una suerte de musa de ese cine denominado de culto. ‘Mad Men’ marcó a fuego sus carreras y las hizo despegar.