Declaraciones del el sheriff noel «nunca pensé que la cosa podría ir tan mal como estaba cuando entré en esta oficina»

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Un grupo de siete personas, entre ellos un ama de casa a tiempo completo, la hija de Muhammad Ali y un chico adolescente, han decidido entrar en la cárcel de manera deliberada, a pesar de no haber cometido ningún delito.

En este experimento sin precedentes, los participantes se hicieron pasar por internos de una cárcel, mientras, en secreto, le contaban al sheriff de la cárcel qué podía hacer para mejorar las condiciones de esta.

Antes, la violencia y el tráfico de drogas eran comunes en la cárcel del condado de Clark en Jeffersonville, Indiana, y la seguridad era tan baja que se llegaba a ver a los internos con teléfonos móviles.

Incluso, los drogadictos de la zona hacían que les arrestaran para entrar en la cárcel, conseguir una dosis y traficar con los narcóticos de los internos en el exterior.

Se podía ver una caja atada a una cuerda que pasaba por una ventana rota hacía el exterior de la cárcel.

Los drogadictos se reunían en la calle, ponían el dinero dentro de la caja, la enviaban de vuelta para adentro y esperaban para recibir la droga.

Esto pasaba hasta que el sheriff Jamey Noel llegó para encargarse de la cárcel a principios del 2015.

Se enfrentaba a una tarea difícil, mejorar la situación y luchar contra la corrupción.

El sheriff Noel dijo que las malas condiciones de ese momento se debían a un “periodo de mala gestión” antes de que él llegara al cargo.

Sobre los internos, declaró: “Tenían un ambiente mejor dentro de la cárcel que en la calle. En realidad eran ellos los que mandaban dentro. La cárcel estaba en muy mal estado. La llevaban gestionando mal mucho tiempo. Había gente que prefería quedarse en la cárcel porque así podían conseguir drogas más baratas allí que en la calle”

“Algunos internos tenían la posibilidad de salir bajo fianza. De hecho tenían dinero en su cuenta y podrían haberla pagado, pero preferían quedarse a propósito”.

El sheriff Noel estaba decidido a mejorar las condiciones de la cárcel y lo iba a hacer metiendo a siete personas inocentes en ella para descubrir cómo trabajaban los corruptos.

Al resto de los internos se les dijo que iban a grabar las instalaciones como parte de un documental sobre personas que entraban por primera vez a la cárcel.

Siete personas se hicieron pasar por internos mientras se les grababa Los funcionarios de prisiones no sabían que los siete internos nuevos (Robert, Maryum, Zach, Tami, Jeff, Isaiah y Barbra) eran ciudadanos inocentes.

Se les dijo que habían sido arrestados en otro estado.

A Barbra, la madre de 25 años, se le invitó a participar como la representación del americano promedio.

Esposa de militar y madre de dos niños, nunca había visto el interior de una cárcel antes de entrar en la cárcel del condado de Clark.

Le cuesta mucho aceptar que los internos tengan los mismos derechos que las familias trabajadoras.

Sin embargo, confiesa que ha cambiado su punto de vista después de este tiempo en la cárcel, e incluso que ha hecho amistades con otras internas.

“Estar en la cárcel da mucho miedo, te cambia la vida», confesó. «Aprendí cosas sobre mí misma y sobre mi vida que nunca me había planteado. Ahora, soy más consciente de la situación de cada persona. Antes de esta experiencia, solía prejuzgar mucho a los demás. Ahora soy más empática. Me he hecho amiga de algunas de las internas. Había madres que echaban de menos a sus hijos. Eso nos hizo conectar. Echaban de menos a sus familias”.

Por otro lado, comentó que la cárcel podría mejorar, ya que a los internos se les permitía «estar sentados viendo la televisión» en vez de trabajar.

Barbra comentó que había «mucha actividad sexual en el sistema penitenciario», y que además había visto como se consumían drogas utilizando tampones y se hacían intercambio de medicamentos.

Los internos también hacían contrabando de joyas, relojes, y cualquier cosa que se pudiera vender o cambiar.

También añadió que «se crean muchas relaciones en la cárcel».

Explicó que «todo lo que hay que hacer es aferrarse a la gente con la que estás». Conectó con las internas «ofreciéndoles apoyo y ayuda».

El grupo de siete tenía privilegios limitados como el resto de internos, lo que le permitió al sheriff Noel tener por una vez en la vida una visión real de lo que pasaba en la cárcel.

A su llegada a la cárcel el sheriff limitó los privilegios de los internos en la cárcel. Por ello no fue muy bien recibido. En un principio, los internos usaron sus móviles de contrabando para burlarse de él en las redes sociales.

«Ya no me podré colocar más en la cárcel del condado de Clark», se quejaban los internos. «Traigan de vuelta al anterior sheriff».

Tras solo un mes desde que el sheriff Noel tomó el cargo, calculó que unos 55 de 530 internos podrían pagarse la fianza y salir de la cárcel, pero prefirieron no hacerlo.

Sin embargo, él tenía claro que no iba a tirar la toalla.

«Inspiré profundamente», explicó. «Me gusta resolver problemas y arreglar cosas. Sabía que no podía ir peor».

Sin embargo, encontró algunos obstáculos mientras llevaba a cabo su misión.

Poco después de llegar a ser sheriff, descubrió la ventana rota por la que los prisioneros traficaban con la droga en el exterior.

Desde ese momento comenzó con las redadas, pero se dio cuenta poco después que hacía falta hacer algo más.

«Queríamos eliminar las drogas que venían de la calle y los teléfonos móviles de la cárcel», explicó el sheriff. «Cuando entraba en un módulo de la cárcel podría escuchar teléfonos móviles sonando, no estaban vibrando solamente, sino que sonaban».

El sheriff Noel declaró que la mano dura que había tenido con el contrabando había dado sus frutos, pero también recibió «comentarios despectivos» de los internos en las redes sociales.

«No debería haber teléfonos móviles en las celdas», declaró. «Es un gran riesgo para la seguridad».

«Era una pesadilla. Los internos contactaban con las víctimas de sus delitos desde la cárcel».

Entonces, cuando los productores del programa hablaron con él, el sheriff Noel decidió aceptar la oferta que le propusieron.

«Les dije que la cárcel estaba pasando por un momento difícil», explicó el sheriff. «Decidí que quería infiltrar a gente en la cárcel. Fue una decisión complicada, pero necesitaba saber qué estaba pasando de verdad».

El sheriff reconoció que había algunos problemas legales por meter a gente inocente en la cárcel, pero lo habló con su abogado y decidió que merecía la pena correr el riesgo.

En un principio, el sheriff Noel y la productora contrataron a 100 personas para entrevistarlas y elegir entre ellos los siete que acabarían entre rejas.

Solo una persona de la oficina del sheriff sabía que no eran internos de verdad.

«Recibieron entrenamiento básico de seguridad para saber qué es lo que no debían hacer», expuso el sheriff Noel. «Algunos se los tomaron muy en serio. Eran buenos testigos».

Le gustó el resultado del experimento y cómo este le había ayudado a descubrir información útil, como que la gente quería que la arrestaran a propósito.

Uno de los internos infiltrados descubrió incluso que otro interno planeaba hacer un motín en la cárcel.

«Conseguimos evitar un intento de motín de internos que llevaban cuchillos hechos en la cárcel» declaró el sheriff Noel.

«Si no estás atentó al cien por cien cada día, solo será cuestión de tiempo que las cosas vuelvan a ir mal.

“Pero lo que pasaba aquí iba más allá de lo que podía haber imaginado, nunca pensé que la cosa podría ir tan mal como estaba cuando entre en esta oficina».