El próximo día 31 de mayo se celebra el Día Mundial Sin Tabaco, una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud que lleva celebrándose más de 20 años.
Por todos es sabido que el tabaco, y todos sus componentes químicos añadidos, está íntimamente relacionado con el cáncer de pulmón, los enfisemas pulmonares, las enfermedades del corazón y los infartos cerebrales. Ahora bien, pese a este conocimiento de las contraindicaciones de este hábito, el tabaco está lejos de desaparecer. En España, los fuertes intereses económicos de las multinacionales del tabaco, el dinero generado por los impuestos y el fuerte arraigo que el cigarrillo tiene en nuestra sociedad y en nuestra cultura hacen muy difícil su erradicación.
La legislación en España ha ido reduciendo los espacios en los que se permite fumar. Pero todavía tiene camino por delante en comparación con otros países de la Unión Europea, en los que ya no es posible ver fumadores dentro de un bar o una discoteca. De hecho, este es el gran reto al que se enfrentan las autoridades: prohibir el consumo en los locales de ocio nocturno, cervecerías y demás.
La Organización Mundial de la Salud calcula que el tabaco mata al año a más de 6 millones de personas. Y, pese a que se ha conseguido una cierta concienciación en los países occidentales, lo cierto es que su consumo se ha disparado en países en desarrollo, especialmente en China.
La celebración de este Día Mundial Sin Tabaco pretende reducir una de las principales causas de mortalidad de la población mundial y, con ello, uno de los principales gastos de sanidad.
