Robocop existe y vive en Dubái

Desde hace décadas, las personas han soñado con desplazarse en vehículos automáticos, sin piloto. O han imaginado cómo los robots se ocuparían de las tareas más ingratas, como el control del orden y la vigilancia.

La ciencia ficción está plagada de anhelos que, en muchos casos, son irrealizables. Una de las certezas era que el futuro era lo que estaba por venir. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, esa proposición indiscutible se ha convertido en algo muy cercano a lo paradójico. Si el futuro eran coches voladores y robots armados, el futuro ya no es futuro. Es presente.

La tecnología, como casi siempre, se ha adelantado a los burócratas. Los automóviles pueden ya prescindir de pilotos humanos y vehículos como los Tesla de Elon Musk ya están técnicamente preparados para ello. El problema es que el marco legislativo de ningún país ha dado el primer paso para que su implantación se acoja a las leyes de manera clara.

La situación puede alcanzar cotas cómicas. Muchas de esas leyes afirman que un humano debe operar el vehículo, pero no especifica qué tareas ha de desempeñar, es decir, que haciendo una interpretación interesada de la ley, en muchos lugares podría utilizarse el piloto automático si hay una persona supervisando que todo vaya bien.

Existe un riesgo político. Ningún gobierno quiere hacerse responsable si la tecnología falla, pero lo cierto es que, a pesar de ello, si te haces ahora mismo con un Tesla, una sencilla actualización de software lo dejará listo para desplazarse mediante el piloto automático.

Los que quieren volar un poco más alto, literalmente, no van a tener que esperar demasiado. El prototipo del Kitty Hawk Flyer ya se encuentra en pruebas y, de hecho, ya hay algún vídeo en YouTube que demuestra de lo que es capaz. Sus creadores lo definen como «una aeronave completamente eléctrica» que vuela sobre el agua y no necesita de licencia de vuelo para ser manejada.

Larry Page, uno de los fundadores de Google, es uno de los inversores de Kitty Hawk. Page está dejándose su patrimonio personal en sacar adelante el empeño y, a pesar de que hay aún mucho secretismo alrededor del proyecto, no es descabellado afirmar que tendremos que esperar menos de una década para poder disfrutar de uno de estos coches voladores.

De hecho, y mucho más cerca en el tiempo, para el año 2020, Uber espera tener en los cielos de Dallas y Dubái sus propios coches voladores en pruebas. Su idea es que esos vehículos formen parte activa de su flota en 2023 y que el precio de los trayectos sea equiparable al de los actuales UberX.

El futuro ya es presente también en cuestión de seguridad. Un robot policía comenzó a patrullar las calles de Dubái el pasado 24 de abril. El Robocop dubaití, que se mueve sobre ruedas, habla varias lenguas, reconoce los gestos de las personas que tienen a menos de dos metros y lleva una tableta en el pecho para que cualquiera pueda denunciar infracciones. La policía de Dubái, que afirma que espera no contar con agentes humanos en 2030, se ha encargado de su diseño con la ayuda de IBM Watson y Google.

En Rusia también han hecho los deberes. Hace escasas semanas presentaron a FEDOR, un androide capaz de disparar armas simultáneamente con sus dos manos. Más o menos, una versión rusa de Terminator, pero sin ese mal carácter.

El gobierno ruso espera enviar a FEDOR al espacio en 2021. Además, ha sido entrenado para utilizar llaves y un buen número de herramientas diferentes, conducir vehículos y algunas tareas más triviales como enroscar bombillas.

En principio, el robot ruso se ha diseñado principalmente para misiones de rescate. Por eso, si tienes pensado perderte en Rusia en los próximos meses, has de saber que tu rescate puede asemejarse a una película de ciencia ficción. Lo excepcional del asunto es que no lo será.

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