5 animes imprescindibles para celebrar el Día Mundial del Otaku

Los fans del cómic japonés (manga), conocidos como otakus, son tan numerosos y entusiastas que cuentan, incluso, con un día dedicado en exclusiva a ellos: el 15 de diciembre. Esperemos que compartan nuestra visión sobre las cinco películas de animación japonesas (o animes) que cualquier aficionado al cine tendría que haber visto, con independencia de que no sea un estilo que le apasione.

Akira, de Katsuhiro Ôtomo (1988)

El anime que puso en el punto de mira de Occidente la producción de animación japonesa, dado su elevado presupuesto y su gran factura visual, se trata de una condensación del manga homónimo llevada a cabo por su propio dibujante y guionista, que gira en torno a la historia de dos amigos, Kaneda y Tetsuo, miembros de una banda de motoristas en Neo-Tokio, la distópica ciudad surgida de las cenizas nucleares de la antigua capital de Japón. Por su calidad y originalidad, su ambientación violenta, barroca y ciberpunk y su críptico e inquietante mensaje de fondo, es en una película de culto de visión obligada.

La tumba de las luciérnagas, de Isao Takahata (1988)

Adaptación del espléndido relato homónimo de Akiyuki Nosaka, el realizador demostró con este filme tres cosas: primera, que los animes no siempre se adscribían al género fantástico; segunda, que una película de animación no tenía por qué estar dirigida, forzosamente, a un público infantil; y tercera, que un material tan crudo y desolador como el del libro original podía ser susceptible de ser adaptado a la gran pantalla con la misma sensibilidad y dureza que caracteriza a este clásico de la literatura nipona. El resultado es uno de los alegatos antibélicos más lúcidos, bellos y desgarradores de la historia del cine.

Ghost in the Shell, de Mamoru Oshii (1995)

Otra película de culto, sin la cual no se entendería la mayor parte del cine de ciencia ficción de nuestros días, es una de las obras maestras del género ciberpunk, ya que contiene una sutil reflexión sobre la esencia del ser humano, además de apuntar muchos de los temas sobre la poshumanidad. Narra la historia de Motoko, una súper policía de la Sección 9, unidad especializada en terrorismo y delitos informáticos, y la única cuya “alma” es solo “un espectro dentro de una cáscara” (es decir, la única cuyo cuerpo es completamente robótico), que persigue al misterioso Titiritero, un hacker que se introduce en las partes cíborg de las personas para obligarles a cometer actos delictivos.

El viaje de Chihiro, de Hayao Miyazaki (2001)

Aunque cualquiera de los clásicos de animación del gran maestro del anime podría haber formado parte de esta lista, hemos escogido este filme por contar con el raro honor de haber ganado un Oscar a Mejor Película de Animación y un Oso de Oro. El sueño de todo crío de pasar a través del espejo a un mundo mágico se convierte aquí en una experiencia angustiosa, divertida y surrealista, cargada a partes iguales de fantasía, imaginación, misterio y arrebatado lirismo. Una de las pocas obras que logran, en fin, que el espectador se sienta como un niño mientras la ve, da igual que tenga quince años o cien.

Your Name, de Makoto Shinkai (2016)

Cerramos el recorrido por lo mejor del anime con una obra muy reciente, convertida en un clásico instantáneo, gracias al hálito poético con el que se narra una bellísima historia de amor entre dos adolescentes, el urbanita Taki y la chica de pueblo Mitsuha, dos completos desconocidos, que, sin embargo, sueñan el uno con el otro e intercambian sus cuerpos durante las noches. Emocionante, delicada y sensible, es una de las películas más taquilleras de la historia en China y Japón.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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