BAFICI | En la mitad del festival. Por Diego Batlle

La lluvia que prácticamente no paró desde que arrancó el 18º Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) puso de malhumor a muchos porteños, pero generó el marco ideal para que las multitudes buscaran refugio y disfrutaran sin culpas de la generosa oferta (más de 400 títulos) que ofrece la muestra en sus 27 sedes.

La combinación entre los descubrimientos (como La larga noche de Francisco Sanctis, que luego se verá en Cannes), los escándalos (como otra ópera argentina titulada La noche que impactó con sus múltiples excesos) y las películas más recientes de directores consagrados (de Marco Bellocchio a Alexander Sokurov, pasando por Arturo Ripstein, Júlio Bressane, Michel Gondry, Johnnie To y Terence Davies) dio como resultado una diversidad y amplitud de criterios en la oferta que se agradece en todo festival.

Pero también hubo espacio para los tributos y las visitas de figuras legendarias. El músico francés Michel Legrand cautivó a los asistentes al Teatro Colón con un concierto sinfónico que incluyó varios de sus grandes éxitos como Los paraguas de Cherburgo o Verano del 42; las divas del cine argentino Mirtha Legrand y Graciela Borges (también integrante del jurado oficial) acompañaron en persona la inauguración de las muestras en salas y en una galería de arte en homenaje a ellas; y el brillante director estadounidense Peter Bogdanovich regaló dos clases magistrales (en las que habló del cine actual y de sus anécdotas con John Ford y Orson Welles) y deleitó también al público en sus largas sesiones de preguntas y respuestas posteriores a cada una de las proyecciones de sus clásicos.

La polémica llegó de la mano de La noche, debut como guionista y director del conocido actor Edgardo Castro. El propio Castro protagoniza esta acumulación de distintas salidas nocturnas en las que abundan el sexo explícito de a dos o de a tres (con hombres, mujeres y travestis), las drogas duras y el alcohol en baños de bares y discotecas. Un film que fascinará a algunos (porque aborda los excesos con naturalidad, sin sensacionalismo y hasta con un dejo de sensibilidad y lirismo) e irritará a muchos otros, que la encontrarán poco menos que intolerable por su contenido pornográfico y abandonarán indignados la sala. De esas controversias de la que viven (y disfrutan) todos los festivales.

Si bien el BAFICI recién está llegando a la mitad, ya hubo espacio para varios premios. Es que este domingo se anunciaron los ganadores del Buenos Aires Lab (BAL), el Work In Progress que presentó para gran cantidad de productores y programadores extranjeros adelantos de varios de los que serán los más valiosos films latinoamericanos de los próximos meses: Viejo Calavera, del boliviana Kiro Russo (con tres distinciones); y las argentinas Soldado, de Manuel Abramovich; y El futuro perfecto, de Nele Wolhatz (dos galardones cada una), fueron los proyectos más reconocidos, mientras que António Um Dois Tres, del brasileño Leonardo Mouramateus; y El desierto, del local Ulises Rosell, obtuvieron los restantes premios para distintas etapas de la posproducción. Es que el BAFICI, además de exhibir lo ya terminado, se plantea como una plataforma de despegue para el cine que vendrá.

Diego Batlle es director del sitio web otroscines.com desde su creación en 2007 y periodista y crítico del diario La Nación de Argentina desde 1998.