Manual de uso: ¿Qué encontramos en el cine de Eva Ionesco?

Eva Ionesco es una gran desconocida en nuestro país. Al menos en materia directoral ya que emergió en los años 70 como una suerte de Lolita tras la promoción que hacía de ella su madre, Irina Ionesco, una reputada fotógrafa. Un material que le abrió las puertas del audiovisual a muy temprana edad, trabajando para autores como Roman Polanski (El inquilino), Jacques Doillon o Pascal Bonitzer; también en filmes de carácter erótico, los cuales la bañaron en polémica durante una década. Dejada atrás la juventud, Ionesco se mantuvo en un segundo plano en la industria.

Con la llegada del nuevo milenio exploró dos formas de abordar la imagen. Por un lado, la fotografía, por herencia familiar, que la convirtió en uno de los referentes en el universo de la moda; por otro, la dirección cinematográfica, eso sí, con solo dos obras en su haber hasta el momento, pero siempre rodeadas por la expectación que genera su apellido, de origen rumano. A continuación, desgranamos el cine de Eva Ioniesco.

Descubridora de Anamaria Vartolomei

Precisamente, Ionesco comparte orígenes con Anamaria Vartolomei, una de las grandes sensaciones de este curso por su interpretación en la ganadora del León de Oro de la Mostra El acontecimiento, adaptación de la novela homónima de Annie Ernaux que relata la disyuntiva de una joven y valiosa estudiante que se queda embarazada en el París de los 60. Una exhibición actoral tan elegante como emocionante, que ratifica el talento de una actriz que se ha ido mostrando a cuentagotas durante esta última década. Ionesco podría considerarse su descubridora, ya que le dio su primera oportunidad cuando tenía tan solo 10 años. Vartolomei comparte planos con grandes intérpretes como Isabelle Huppert o Denis Lavant en My Little Princess (2011), traslación libre de la mentada infancia de Ionesco, de cómo se convirtió en un reclamo sexual siendo una adolescente. El filme relata el período de auge pero también la caída.

 

Gran directora de actrices

La labor de Vartolomei en este filme es notable, demostrando algo más que una preciosa mirada en pantalla. Doce años después es una de las grandes promesas de la industria europea, con un César a la mejor actriz revelación bajo el brazo. Más allá de ello Ionesco ha demostrado una enorme sensibilidad a la hora de retratar sus personajes, sacando el máximo partido a sus actores. En este sentido, Isabelle Huppert es el mejor ejemplo. No porque sea el paradigma de la interpretación en Francia, sino porque la propia Ionesco sabe sacarle ese lado oscuro más oculto en la filmografía de la actriz francesa. La química es tal que ambas repitieron colaboración en el segundo largo de la directora, Une jeunesse dorée (2019), de nuevo un trabajo de tintes autobiográficos en el que Huppert está sensacional, una vez más.

Ser o no ser adolescente en Francia

Los dos únicos filmes de la directora franco-rumana pivotan sobre la idea de una adolescencia utópica, de estereotipos quebrados, que sitúan a sus personajes en situaciones que no le corresponden a nivel madurativo. En My Little Princess en el aberrante símbolo del despertar sexual; en Une jeunesse dorée en la temprana orfandad de una joven a la deriva. En ambos casos, las propuestas están ambientadas en los 70, los años claves en la biografía de Ionesco. El cine no deja de ser una terapia para el espectador; a veces también para los creadores.

El antepenúltimo mohicano

@eamcinema | Park City, Utah.

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