Improvisaciones que dejaron huella en la historia del cine

Toda gran película debe tener detrás un buen guión, pero a veces las grandes escenas del cine surgen cuando sus actores deciden salirse de la ruta y dar rienda suelta a la improvisación. En ocasiones, la importancia de estas ocurrencias es tal que marcan para siempre las películas y ya no podríamos imaginarlas de otra manera.

Repasamos a continuación algunas de las más inolvidables improvisaciones de la historia del cine.

1.- Annie Hall: el estornudo

Sin duda, uno de los films más famosos y queridos de Woody Allen. Fiel al estilo del escritor, director y actor neoyorquino, la película estrenada en 1977 está repleta de improvisaciones; por ejemplo, cuando Alvy (Allen) y Annie (Diane Keaton) intentan recoger las langostas vivas que han caído por el suelo de la cocina o el cameo de Marshall McLuhan.

Sin embargo, el momento más delirante tiene lugar cuando Alvy estornuda sobre la cocaína de un amigo, el cual le acaba de decir el altísimo valor de la droga, saliendo ésta disparada por los aires. Según el propio Allen, la escena tiene algo de improvisación y accidente, ya que la intención no era que el polvo saliese volando, pero el talco utilizado no se resistió a su estornudo y así nació una escena legendaria del cine.

2.- ¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú: “!Mein Führer! ¡Puedo caminar!”

Este personaje de la inolvidable obra de Stanley Kubrick, un ex científico Nazi, fumador compulsivo, postrado en una silla de ruedas con sus características gafas oscuras y un solo guante de cuero, es uno de los tres papeles interpretados por Peter Sellers.

El Dr. Strangelove ayuda a dirigir una sala de guerra estadounidense repleta de generales y políticos en un futuro apocalíptico tras una guerra nuclear con Rusia. En un momento de inspiración, Sellers paró en seco su interpretación brindando a la película este icónico final de humor negro gritando de manera aparatosa: “¡Mein Führer! ¡Puedo caminar!”.

3.- La chaqueta metálica: el Sargento Hartman

En esta sátira bélica completamente diferente por parte de Stanley Kubrick, se cuenta la historia de un grupo de soldados que entrenan justo antes de viajar hasta la guerra de Vietnam. El Sargento Hartman (R. Lee Ermey) transforma a estos jóvenes reclutas en duros soldados mediante un programa de castigos tanto físicos como psicológicos.

Ermey, un verdadero veterano y sargento de guerra, fue contratado en un principio como asesor técnico para ayudar al actor que interpretaría a Hartman a desarrollar su personaje, pero cuando Kubrick le vio dando sus clases de interpretación  no dudó en quedarse con él para el papel protagonista del film, llegando incluso a reescribir el guión para adaptarlo a Ermey y dejándole improvisar durante el rodaje, algo que quedó sin duda grabado a fuego en la historia del cine.

4.- El indomable Will Hunting: “Se tiraba pedos cuando dormía”

Una de las grandes razones por la que será recordado el eterno Robin Williams es por su increíble capacidad de improvisación, velocidad a la hora de hablar y salidas brillantes que hicieron inolvidables todos sus papeles.

Desde el genio de Aladdin al impertinente locutor de Buenos días, Vietnam, en El indomable Will Hunting Williams improvisó un delirante momento al contarle a su paciente (Matt Damon) como a su difunta esposa se le escapaban gases al dormir, consiguiendo así afianzar la relación doctor-paciente y viviendo ambos actores un ataque de risa real.

5.- Uno de los nuestros: “¿Gracioso por qué? ¿Qué tengo de gracioso?”

La genial película de gangsters de Martin Scorsese está repleta de inolvidables diálogos, pero esta escena improvisada sin duda se lleva la palma. El violento mafioso Tommy DeVito (Joe Pesci) parece ofenderse cuando el recién “bautizado” Henry Hill (Ray Liotta) le dice que es “un tipo gracioso”. “¿Gracioso por qué? ¿Qué tengo de gracioso?”, responde amenazante DeVito. Y cuando parece que todo va a terminar en un baño de sangre, Henry se da cuenta de que Tommy está bromeando y la tensión se disipa en risas.

Pesci improvisó algo de la escena durante los ensayos basándose en una experiencia real que vivió en la que estuvo en la posición de Henry.

6.- Cowboy de medianoche: El taxista despistado

Una de las grandes escenas improvisadas del cine de Hollywood. Mientras el estafador “Ratso” Rizzo (Dustin Hoffman) le explica al aspirante a gigoló Joe Buck (Jon Voight) cómo funcionan las cosas en Nueva York, un verdadero taxista que ignoró por completo los carteles de la calle que señalaban el rodaje de la película, casi atropella realmente a Hoffman quien, durante el percance, continuó interpretando a su personaje dejando una de las reacciones improvisadas más recordadas del cine.

7.- Reservoir Dogs: Madsen hablándole a la oreja

El espectacular debut de Quentin Tarantino le debe una de sus grandes e históricas escenas a la inspiración del momento de una de sus estrellas. Michael Madsen hizo cuatro tomas de la famosa escena de tortura, con cuatro variantes del psicótico baile de Mr. Blonde al ritmo de “Stuck in the middle with you”.

Tarantino finalmente se decidió por la escena en que Madsen le habla a la oreja recién cercenada. Un brillante acto de comedia negra que propulsó la escena a la estratosfera.

8.- Taxi Driver: “Are you talking to me?”

Otro ejemplo de lo mejor de Scorsese. Taxi Driver cuenta la historia de Travis Bickle (Robert De Niro), un atormentado taxista que se convierte en un vigilante nocturno en las peligrosas calles de Nueva York en la década de los 70. Su amenazante charla frente al espejo, totalmente improvisada, es la mejor muestra de la violencia y locura contenida en el personaje.

9.- El caballero oscuro: el aplauso del Joker

Considerada por muchos como la mejor película de Batman jamás hecha, la cruel visión Gotham por parte de Christopher Nolan lo tiene todo: la influencia de Hans Zimmer y un elenco repleto de estrellas. Pero eclipsando al resto de personajes, aparece la terrorífica interpretación del recordado Heath Ledger como el Joker. Ledger fue capaz de transformar una pequeña improvisación en una de las escenas más escalofriantes de la película.

Cuando el comisario Gordon (Gary Oldman) recibe una ovación por parte de sus compañeros por haber atrapado al violento criminal, el Joker se suma desde la celda con un improvisado, sádico y sarcástico lento aplauso, recordándole a Gordon que el peligro no ha terminado.

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