Las esenciales de Eva Mendes

A nivel interpretativo, una de las grandes noticias de los primeros años del nuevo milenio fue la aparición en el cine comercial de Eva Mendes. La actriz de origen cubano representó el despertar erótico de una industria anquilosada en el purismo noventero. Y siempre partiendo de roles secundarios, que no acaparaban los focos narrativos en primera instancia. Mendes daba cuerpo a mujeres asfixiadas por su contexto –en general, en escenarios dominados por gánsteres, asesinos o narcotraficantes—, que ansiaban encontrar una vía por la que escapar. La actriz miamense encabezó una generación de intérpretes latinos que asomaron en producciones de alto presupuesto en Estados Unidos.

Fue un fulgor efímero, por otra parte. Su carrera, tras la primera década del siglo, inició un hiato laboral, ya que su vida se centró exclusivamente en su familia. Su último filme está fechado en 2014, en la colaboración que hizo para la ópera prima de su pareja, Ryan Gosling, la infravalorada Lost River. Se cumplen ocho años sin tenerla en pantalla, pero estamos seguros de que volverá a aparecer, con la misma fuerza que en sus primeros años. A continuación, les presentamos sus cuatro cintas esenciales.

Training Day (2001)

Su aparición en la película de Antoine Fuqua tuvo un impacto de tal magnitud que inmediatamente Mendes comenzaría a ocupar portadas de revistas de tendencia. Había nacido una estrella. Una actriz entregada, sin pudor y profundamente terrenal. Ella se eleva como el nexo humano de este thriller criminal en el que se enfrentaban dos clases de policía: el corrupto –protagonizado por el ganador del Oscar Denzel Washington— y el idealista –Ethan Hawke, nominado también por este papel. Con su tercera película, Fuqua se consagró en Hollywood, en el fue el gran paso de una filmografía ecléctica, irregular pero también fascinante. Como la propia Mendes.

La noche es nuestra (2007)

Una de las grandes películas de James Gray, protagonizada por Joaquin Phoenix, Mark Wahlberg y Robert Duvall. De nuevo con la venta de estupefacientes como coyuntura, el filme narra la disyuntiva del regente de un bar, en el que la mafia rusa cierra sus tratos, el cual, a su vez, es parte de un linaje de policías. Mendes, de nuevo, asume el rol que le dio a conocer en la industria: el de mujer que busca empoderarse en un entorno poco dado a quebrar convencionalismos.

Teniente corrupto (2009)

Aquí probablemente, entremos en polémica, ya que para muchos esta revisión de Werner Herzog del clásico de Ferrara es un carnaval de excesos encabezado –valga la redundancia— por Nicolas Cage. Aun con esto, es una obra muy estimulante, con un interesante equilibrio entre estética y lirismo. El personaje de Mendes representa la cordura en un mundo de locura, siempre con ese punto de cercanía, de ruptura, que imbrica humanidad a una propuesta de estilo.

Cruce de caminos (2012)

Película enormemente infravalorada, a la que le pesaba un segundo segmento –es un tríptico—, protagonizado por Bradley Cooper, que palidecía en comparativa. El filme de Derek Cianfrance habla sobre el amor y la consanguinidad a través del tiempo, escondido en un thriller criminal que desnuda la realidad social estadounidense. Ryan Gosling, Dane DeHaan, Ben Mendelsohn y Eva Mendes están fantásticos en este clásico del nuevo milenio.

El antepenúltimo mohicano

@eamcinema | Park City, Utah.

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