Por el aniversario de su muerte, repasamos la filmografía de Andréi Tarkovski

Un 29 de diciembre fallecía prematuramente uno de los directores más determinantes de la historia del cine, a quien el mismísimo Ingmar Bergman calificó como el más grande de los cineastas, y cuya influencia se deja sentir en creadores de la talla de Nuri Bilge Ceylan, Béla Tarr, Aleksandr Sokúrov o Theo Angelopoulos. Nos parece una ocasión idónea para clasificar de menos a más sus largometrajes.

  1. El espejo (1975)

Aunque el autor la consideraba su obra preferida, y es justo decir que la película logra plenamente lo que pretendía –lanzar una mirada, entre onírica y sentimental, al pasado reciente de Rusia en general, y del propio director en particular–, lo cierto es que cuenta con una narrativa tan críptica que es difícil de disfrutar del todo, e imposible de entender, sin conocer la biografía del realizador.

  1. Nostalgia (1983)

El exilio de la Unión Soviética y la pérdida de su buen amigo y actor fetiche, Anatoly Solonitsyn, propiciaron que este trabajo, aunque cuente con una de las secuencias finales más hermosas y memorables de toda la obra de Tarkovski, evidencie un desequilibrio, muy poco habitual en su autor, entre su ambicioso mensaje y la irregular plasmación del mismo.

  1. Solaris (1972)

La que tal vez sea la película más accesible de Tarkovski, gracias a un envoltorio de thriller en clave de ciencia ficción que ya se halla en la novela homónima de Stanisław Lem que adapta, el realizador nunca quedó completamente satisfecho con el resultado final de la pieza, pese a haber adquirido el estatus de clásico dentro del género en el que se inscribe.

  1. La infancia de Iván (1962)

El debut en el largometraje de Tarkovski fue con esta lírica, hipnótica y triste historia sobre la inocencia perdida, centrada en la suerte de Iván (Nikolay Burlyaev), un chaval de 12 años que, huérfano por culpa de la guerra, se enrola en el ejército soviético para defender Rusia de la agresión alemana. Ganó el León de Oro en Venecia.

  1. Sacrificio (1986)

Tanto por su temática de altruismo extremo como por el hecho de que fuera estrenado póstumamente, Sacrificio puede ser considerado el testamento fílmico de su autor. Obra muy influenciada por el universo de Bergman –al estar rodada en Suecia y contar con muchos de los colaboradores habituales del maestro sueco–, atesora el raro honor de haber recibido cuatro premios en el Festival de Cannes.

  1. Andréi Rubliov (1966)

Posiblemente, el filme más perfecto de todos los realizados por el cineasta, se trata de un biopic nada convencional del pintor de íconos rusos del siglo XV que da título a la obra; la recreación de la Rusia medieval, la interpretación de Solonitsyn y la atractiva forma de mezclar lo real con lo simbólico y poético añaden valor a una obra que reflexiona sobre la insobornable honestidad del verdadero artista.

  1. Stalker (1979)

El número uno no podía ser otro que este filme bello y terrible, lírico y filosófico, argumentalmente sencillo a la vez que temáticamente muy complejo, que sabe hacer de los contrastes, como ningún otro, su principal fuente de originalidad y de poder de fascinación. Ambientado en un futuro en el que la humanidad vive obsesionada con la Zona, el lugar de una supuesta visita extraterrestre, narra la incursión a dicho sitio (prohibida por ley) de dos intelectuales guiados por un stalker, esto es, un especialista en acceder furtivamente a ella.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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