El 26 de septiembre de 1960 millones de espectadores en Estados Unidos pudieron contemplar el primer debate político televisado de la historia. La cita dialéctica enfrentó en aquella ocasión al candidato del Partido Republicano, Richard Nixon, y al del Demócrata, John F. Kennedy. Lo novedoso de la situación jugó a favor del segundo, más acostumbrado que su oponente a cuidar y promocionar su imagen pública. Así, mientras Nixon no se maquilló para las cámaras y empleó un traje gris, Kennedy lució una imagen impecable a la que supo unir una innegable habilidad política. El debate incluyó turnos de presentación, preguntas de periodistas y declaraciones finales de los candidatos, marcando una estructura que sigue vigente en nuestros días. Los analistas no dudaron en adjudicar la victoria al mediático Kennedy quien finalmente se haría con la presidencia de Estados Unidos.
