El Palacio de Verano de Pekín destruido

El 18 de octubre de 1860 las tropas anglo-francesas que habían penetrado en China septentrional para intentar forzar el final de la Segunda Guerra del Opio prendieron fuego y saquearon el Yuanmingyuan, el fabuloso palacio imperial de verano al noroeste de Pekín. Tras el suceso, China aceptó la derrota y no tuvo más remedio que permitir una mayor penetración de las potencias occidentales. El hecho ha permanecido en la memoria del país como una muestra de la barbarie y las humillaciones perpetradas por los occidentales en el pasado.