A las seis menos diez minutos de la tarde del 19 de abril de 2005 una fumata blanca anunciaba la elección de un nuevo Papa para la Iglesia católica, el cardenal Joseph Ratzinger. El cónclave para elección de nuevo Papa resultó inusualmente breve, apenas unas 25 horas, pues el cardenal alemán Ratzinger fue elegido en la cuarta votación. Menos de una hora después de la fumata el nuevo Papa, que decidió adoptar el nombre de Benedicto XVI, se asomaba al balcón de la Plaza de San Pedro para saludar a los cientos de fieles que se congregaban en ella e impartir su primera bendición urbi et orbi. Medios de comunicación de todo el mundo retrasmitieron la imagen sin poder imaginar que sólo ocho años después, el 28 de febrero de 2013, el hombre que se asomaba al balcón iba a sorprender a propios y extraños renunciando a su cargo.
