Inicio de las obras del Monasterio de El Escorial

El 23 de abril de 1563 dieron comienzo las obras del Monasterio de el Escorial. El monumental conjunto arquitectónico respondía a la voluntad de Felipe II de conmemorar la victoria obtenida sobre Francia en la batalla de San Quintín (1557) y crear un panteón real perpetuo conforme a la voluntad expresada por su padre Carlos V en el codicilo de su testamento. Junto al panteón, la obra incluía un palacio, una basílica y un monasterio, en el que habitarían los monjes encargados de orar por las almas de los miembros de la familia real. Conforme al criterio de Felipe II, Juan Bautista de Toledo proyectó la planta general del Monasterio (la llamada “traza universal”) haciéndose cargo de las obras a su muerte su ayudante Juan de Herrera. Herrera modificó significativamente el proyecto y a él se debe su particular y sobrio estilo arquitectónico conocido como escurialense o herreriano.