Tal día como hoy de 1957 occidente vivió un nuevo sobresalto espacial. Un mes después de que la URSS hubiese lanzado el primer satélite artificial, anunciaba el de otro que llevaba en su interior al primer pasajero espacial. Era una perra de nombre Laika. Según la información oficial soviética Laika estuvo una semana en órbita antes de morir de forma inesperada. A comienzos del siglo XXI varios de los ingenieros del proyecto revelaron que la realidad fue muy distinta. Todo se hizo de forma precipitada ya que el deseo del premier Jruschov era que el lanzamiento coincidiese con las celebraciones del 40 aniversario de la revolución. El satélite fue diseñado sin módulo de retorno y se programó la muerte del animal para una semana después del lanzamiento mediante la dispensación de comida envenenada. No hizo falta. Después de sobrevivir al lanzamiento y la puesta en órbita, Laika murió por el sobrecalentamiento de la cápsula y el estrés entre cinco y siete horas después despegar.
